UN PASADO QUE QUEREMOS REPARAR
“Todo tiempo pasado fue mejor”. Ésta se ha convertido en una expresión que sostienen con frecuencia sobretodo algunos de nuestros mayores ante las realidades que por los cambios generacionales van surgiendo y que confrontadas con las realidades propias de su época, consideran en cierto grado inconvenientes. Sin embargo, sin desmeritar las razones por las cuales pretenden justificar esta afirmación, es conveniente considerar que aunque ciertamente es posible rescatar muchos elementos de la cultura y la forma de vida de nuestros antepasados y de las formas de vida que construyeron, no todo y más aún, no “en todo tiempo” la vida fue siempre color de rosa; por lo menos no para algunos.
Es precisamente esto lo que pone de manifiesto Leo Huberman en el primer capítulo de su libro “Los bienes terrenales del hombre”. Es triste pensar en las situaciones por las que tuvieron que atravesar en la Edad Media aquellos que hacían parte de los que el autor denomina seguramente no sin intención “los trabajadores”. Con todo, es aún más doloroso reconocer que fuimos nosotros mismos, como Iglesia, parte activa en este sistema de opresión. Quizás en aquel tiempo olvidamos que para ser grandes primero es preciso ser servidores (Cf. Mt, 20, 26).
Así pues, como consecuencia, hoy, siglos después, la Iglesia sigue siendo acusada y señalada por quienes en base a tan graves errores del pasado continúan haciéndose una falsa imagen de ella, una imagen que los cristianos comprometidos con una vida ejemplar de caridad y servicio a lo largo de los tiempos han tratado y continúan tratando de reparar.
De esta forma, aunque la Iglesia desde siempre ha perdonado los pecados de muchos, paradójicamente, muchos no quieren perdonar los pecados de la Iglesia.
1 comentario:
Muy bien tu trabajo sigue con ese entusiasmo por la vocacion al sacerdocio!!!!
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