lunes, 17 de octubre de 2011

UN PASADO QUE QUEREMOS REPARAR


“Todo tiempo pasado fue mejor”. Ésta se ha convertido en una expresión que sostienen con frecuencia sobretodo algunos de nuestros mayores ante las realidades que por los cambios generacionales van surgiendo y que confrontadas con las realidades propias de su época, consideran en cierto grado inconvenientes. Sin embargo, sin desmeritar las razones por las cuales pretenden justificar esta afirmación, es conveniente considerar que aunque ciertamente es posible rescatar muchos elementos de la cultura y la forma de vida de nuestros antepasados y de las formas de vida que construyeron, no todo y más aún, no “en todo tiempo” la vida fue siempre color de rosa; por lo menos no para algunos.

Es precisamente esto lo que pone de manifiesto Leo Huberman en el primer capítulo de su libro “Los bienes terrenales del hombre”. Es triste pensar en las situaciones por las que tuvieron que atravesar en la Edad Media aquellos que hacían parte de los que el autor denomina seguramente no sin intención “los trabajadores”. Con todo, es aún más doloroso reconocer que fuimos nosotros mismos, como Iglesia, parte activa en este sistema de opresión. Quizás en aquel tiempo olvidamos que para ser grandes primero es preciso ser servidores (Cf. Mt, 20, 26).

Así pues, como consecuencia, hoy, siglos después, la Iglesia sigue siendo acusada y señalada por quienes en base a tan graves errores del pasado continúan haciéndose una falsa imagen de ella, una imagen que los cristianos comprometidos con una vida ejemplar de caridad y servicio a lo largo de los tiempos han tratado y continúan tratando de reparar.

De esta forma, aunque la Iglesia desde siempre ha perdonado los pecados de muchos, paradójicamente, muchos no quieren perdonar los pecados de la Iglesia.
¿QUÉ HACER ANTE UNA RELACIÓN MATRIMONIAL EN SITUACIONES DIFÍCILES?

Cuando las cosas no van bien en la vida matrimonial, especialmente si se ha empezado a debilitar el espacio para el diálogo, es muy importante no dejar agravar la situación y buscar sin retraso una pronta solución. Sin embargo, surge la inquietud: ¿Dónde o en quién buscar ayuda? ¿Dónde encontrar un buen consejo?

En primer lugar es preciso aclarar que el mejor consejero no es necesariamente aquel familiar o amigo con el que se tiene más confianza, cercanía o incluso “camaradería”; aquél que siempre ha estado de acuerdo y ha apoyado todas tus decisiones porque es muy probable que se ponga a tu favor y en contra de tu cónyuge. Si esto ocurre, esta persona no proyectaría una visión objetiva sobre la situación, puesto que ella ponderaría los defectos o errores de tu pareja y seguramente, en un acto malsano de consideración hacia ti, omitiría los tuyos. En este sentido vale hacer mención y tener en cuenta aquella sabia consigna que postula: “Si no tienes un amigo que te diga tus defectos, búscate un enemigo que te haga ese gran favor”.

Así pues, más que buscar alguien que esté dispuesto a escucharte y orientarte, es importante buscar alguien que pueda hablarte con la verdad. Pero, ¿dónde encontrar alguien que hable desde la verdad?

La respuesta es sencilla. Aunque muchos profesionales y expertos en temas de pareja pueden brindar un sincero apoyo y acompañamiento, finalmente su óptica será necesariamente externa a la situación específica. Se necesita pues de alguien que conozca la situación desde el interior, desde su raíz, y ésa persona sólo puede ser alguien: Jesús. Él es el único en el que como pareja, pueden tener la certeza de una confiabilidad garantizada, pues Él, más que conocer la situación desde dentro, conoce hasta los rincones más profundos de tu propio corazón y del corazón de tu pareja, puesto que desde el mismo momento en que recibieron su bendición sacramental por medio del sacerdote, Él se convirtió en un “tercer miembro” de la unión conyugal.

Por eso, si sienten que en este tiempo de vida matrimonial que llevan recorrido se han apartado y han olvidado a aquel Huésped que invitaron a su familia el día del matrimonio, es hora de volver nuevamente sus miradas hacia Él e invitarlo a ser el centro de su hogar y Él, que es fiel, no se hará esperar y gustoso aceptará de nuevo esta invitación.

Y después de invitarlo a Él, no olviden invitar además a su Madre, la Santísima Virgen María, nuestra Madre, pues ella siempre está dispuesta a brindar su más amoroso y humilde servicio y compañía a cada hogar, como mediadora ante su Hijo, Jesús, para repetir cuantas veces sea necesario aquellas sencillas pero dulces y a la vez apremiantes palabras que una vez pronunciara en Caná de Galilea: “No tienen vino”, palabras que pronunciadas por María alcanzan de Jesús el milagro de la transformación del agua en vino, que no es sólo el vino bueno, sino que además es el vino mejor y que en su hogar se traduce en ese vino nuevo del diálogo, de la mutua comprensión; ese vino que refresca y revitaliza el primer amor que los llevó un día a jurarse amor perpetuo.

Así pues, procuren no dejar acabar ese vino nuevo que les ofrece el Señor y que es siempre propicio para rejuvenecer su encuentro y su convivencia cotidiana. Esfuércense por mantener vivas aquellas pequeñas pero muy significativas manifestaciones de cariño y de ternura que poco a poco fueron configurando su época de noviazgo, aquellos pequeños detalles y gestos como una flor, unos chocolates, un pequeño mensaje… en fin, todo aquello con lo que se demostraban y siempre estaban dispuestos a expresarse su mutuo amor.

Y lo más importante, en todo momento: “en la pobreza y en la prosperidad, en la salud y en la enfermedad”, mantengan siempre viva esa íntima relación con Jesús. No dejen nunca apagar el fuego del Espíritu en el hogar, manténganlo encendido y ardiente por medio de la oración, de la escucha, la meditación y el compartir de la Palabra de Dios, la celebración frecuente de los sacramentos, principalmente de la Eucaristía y el rezo del santo Rosario.

Sólo así tendrán la certeza de superar cada dificultad que se presente en este camino matrimonial, y perseverando en Cristo de la mano de María podrán decir como san Pablo: ¡Sabemos muy bien en Quién hemos puesto nuestra confianza!

El Principito



READING INFORM OF “THE LITTLE PRINCE”

AUTHOR'S CONTEXT
Antoine de Saint Exupéry was born in Lyon, France, on June 29 of 1900. He passed his infancy at a town called Saint Maurice of Rémens. Later he deposited a school of priests in Sarthe and when he had a little more than eleven years, he felt attracted by aviation.
When he finished secondary school, he deposited Bossuet school with the project to stand at the naval academy. At a later time he moved to the apartment of architecture in Bellas Artes.
He did his military service in Strasbourg, where he was outstood in the second regiment of fighting aviation, and they sent him to Casablanca (French Morocco).
His first short novel was The Aviator (1925). He is hired by the company of aviation Latécore on 1926. He publishes his book Flight by night; for the one he earns the Femina Reward in 1930. He marries in Paris with the widow of the writer Enrique Gómez Carrillo from Guatemala, in 1931.
His act, Southern Mail, is taken to the big screen by Billion, in 1935. He publishes his book Sands, Summits and Stars at United States (Men’s Earth) in 1939 and he receives the reward of novel at French Academy.
Some time later he is promoted to captain and he passes a season in Argelia, from where he does not take long to go back to New York and to publish his book, War Pilot, which was forbidden in France by the German authorities.
Years later, in New York, they leave, Letter to a hostage and just after The Little Prince.
He comes out toward Grenoble district, Annecy, in July of 1944, and the odds are that his appliance had been destroyed by recognition airplanes Nazis, dying that way this poet and philosopher of our epoch.

ACT’S CONTEXT
The act comes true in the early Second World War. The author is a French captain radicated in New York, but that has had the experience of the war and the occupation of his country.
It is an epoch where several philosophical and sociological currents confuse the man; for that, in his book, the author reflexes the incongruence and lack of sense that many people's actions have in his epoch. It is a claim to adults' foolishness, directed like a book that intends to show to the children than life is not that way and than although the adults that surround them be incomprehensible, in the world there are many worthy things to admire, to love and to take in account.

SUMMARIZED CONTENT OF ACT
In the book, The Little Prince, the author tells a fantastic history that supposedly he had lived six years back. At history, the author is a pilot that has an accident in his airplane at the Sahara’s desert. There, next morning to the accident, he knows to the little prince, a little man than appeared all of a sudden, request him insistently to draw him a sheep. In front of such insistence, the pilot tries to draw him the sheep a couple of times, but the little prince refuses his drawings. Finally the pilot draws a box and say him the sheep is inside, getting this time that his drawing pleases to the little prince.
In the course of the days, while the pilot goes trying to repair his airplane, he goes knowing more details about the little prince:
The little prince came from a little planet, of the size of a house, called B 612 asteroid where he lived accompanied by a rose. There were three little volcanoes in his planet. There, the baobabs grew than every days he had to uproot to avoid that they destroy his tiny planet.
The little prince displeased with his rose that was astute, proud and manipulating, decided flee and began to visit the asteroids 325, 326, 327, 328, 329 and 330, another tiny planets, in order to look for an occupation, in order to get an education and in order to find friends.
Each planet was inhabited for an alone older person, of whom, the little prince learned something new that made him think that older people were very weird.
The first planet was inhabited by a king. The king did not tolerate the disobedience, but his orders were reasonable. There, he learned than for somebody like a king, every person is his subordinate.
The second one was inhabited by a conceited man. There, he learned that a vain person believes that the other men are admiring and he only listens to the praises.
The third one was inhabited by a tippler. There, he understood that tipplers take refuge in drinking to escape of the realities that they do not want to accept.
The fourth planet was inhabited for a businessman. There he understood than somebody like him does not appraise the simple things of life under the pretext to be a serious and a busy person. Besides, he learned that people should own something, providing that they can be useful for that that they own.
The fifth one was inhabited by a lamplighter. He was the first that did not seem ridiculous to the little prince, because he was faithful to his responsibility and he was thinking of something else besides himself.
The sixth planet was inhabited by a geographer that did not know, not even his own planet excusing oneself in an explorer's lack, who had to be sincere and to present proofs. There, the little prince acknowledged nostalgically than in his absence, his flower would be able to be at risk.
The geographer recommended him to visit the Earth and so the little prince did it.
The little prince arrived to Africa and there he came across a snake that proposed to help him when he wants to return to his planet. Next he found a flower of three petals at the desert, which explained him that men do not remain fixed in a place, rather always they go from one place to another. Then, he understood, that besides the men do not have imagination and they repeat what they listen.
Next, he found a rose garden, feeling disappointed when he found out that his planet's rose was not the only one of the universe.
Next, he knew a fox of which he became friend and which taught him the value of friendship. He learned that the affective loops do that certain things and people be unique in the world and they can fill of sense and significance many another things. He learned with the fox, besides, that men do not have to know anything, therefore, they no longer have friends; that the word is source of misunderstandings; that rites do that things get to have an especial value; that only it is possible to see well with the heart; that the heart of the matter is invisible to the eyes and that a person is responsible forever of those things or people with those who has established affective loops. So, he understood what valuable his rose was, since for him she would be unique in the world.
At a later time, the little prince came across a railway switchman. He learned with him that the older people never are content where they are, that they do not look for anything or they do not know what they look for and that only the children know it.
Finally he found a merchant of pills to placate the thirst for a week. There, he learned that people are obsessed with saving time that they do not have defined in what use it.
At fifth day to have known the little prince, he expressed to pilot his worry for the possibility that his new sheep eat the rose that he had in his little planet, and the pilot promised to draw him a muzzle for his sheep.
At eighth day from the accident, the water supply had finished to the pilot and he decides to accept the invitation of the little prince to go through the desert looking for a water well.
During the journey through the desert, the pilot understood that what embellish to things is invisible.
Next morning, they found a well. The pilot understood that still the simplest things of life, like water, when they grow from a sentiment of affection or love, they can be food to the heart. There, the pilot drew the muzzle that he had promised to the little prince.
At following day, it would be the anniversary of little prince's fall to Earth. The pilot understood than the reason why he had found the little prince was because he went from turn toward his fall's point by the anniversary. The little prince remained in that place but he asked to pilot that continue repairing his airplane and that give back the afternoon of the day following. That way he did it, and when he returned, he found the little prince talking with a snake.
When the snake went away, the little prince talked to him about something that would happen that same night and for which he felt fear. The little prince explained him than from now on, it was going to seem him than all the stars smiled, because he would live and he would smile in any one of their. He requested to pilot that night not be next to him, because with the snake's biting he would seem as if he dies but it would not be truth. The pilot told him that he never would separate from him.
That night, the little prince went away silently, but the pilot was able to reach it. When they arrived to the place, the little prince said, like saying good-bye: “Well…that is all”, and after an instant, he stepped forward. The snake, as quick as a flash bit him in his ankle and the little prince fell softly on sand.
The pilot knew that the little prince went back to his planet, because next morning, he did not find his body.
There is a mystery than still six years after disquiets to pilot: he remember he forgot to give to little prince a leather strap for the muzzle; therefore, it's possible that the sheep had eaten his rose.
Finally, the author comes to an end saying that no older person will understand never why it is so important.

PERSONAL APPRECIATION
For me, The Little Prince is a very interesting act, since implicitly it proposes a new style of life. The author proposes be objective in our interpretation of reality although looking at the life with a little boy's eyes. He proposes rediscovering and to value the simple things, to look for a sense to the life, to question us until to find answers, be creative us and to allow to fly imagination. Besides he proposes rediscovering virtues like love, friendship, spirituality, fidelity, humility and responsibility. For this reason I consider than the book The Little Prince is a book that really is worthy to be read.

domingo, 9 de octubre de 2011

La Buena Nueva del Discipulado Misionero

“Id pues y haced discípulos a todas las gentes” (Mt 28, 19)

Ahora que “nos disponemos a emprender una nueva etapa de nuestro caminar pastoral, declarándonos en misión permanente”[1], es hora de preguntarnos hasta dónde hemos llevado el mensaje del Evangelio, hasta dónde hemos llegado para hacer discípulos del Maestro, y más importante aún, dónde nos falta llegar, puesto que Jesús en la misión encomendada a sus discípulos no estableció ningún límite de espacio pues los envió “a todas las gentes” (Mt 28,19), y “hasta los confines de la tierra” (Hch 1, 8). Tampoco de tiempo pues dijo: “el cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán” (Mc 13, 31).

En América Latina y el Caribe, hace ya más de cinco siglos que se hizo presente y ha venido actuando y creciendo la fe cristiana ene medio de nuestros pueblos, dando origen a una remarcada religiosidad popular.

Si bien las condiciones en que llegó el mensaje del Evangelio a estas tierras no fueron las más apropiadas, Dios que puede de las piedras “suscitar hijos a Abrahán” (Mt 3, 9), dispuso ésta como la oportunidad y el tiempo propicio de salvación para esta región del planeta.

Así pues, desde aquellos días hasta hoy, como Iglesia hemos sido luz para nuestros pueblos y a pesar de aquellas realidades desfavorables y de los nuevos y grandes desafíos que como Iglesia discípula y misionera debemos afrontar hoy, con el transcurso del tiempo y gracias a la labor infatigable de muchos y comprometidos discípulos misioneros: sacerdotes, religiosos y religiosas, consagrados, laicos y familias, las realidades latinoamericanas y del Caribe, han sido iluminadas y confrontadas a la luz de la fe y del Evangelio de Jesucristo con notables resultados que permanecen hasta hoy como “El amor a Cristo sufriente, el Dios de la compasión; el amor al Señor presente en la Eucaristía, Pan de vida; el Dios cercano a los pobres y a los que sufren; la profunda devoción a la Santísima Virgen, la devoción a los santos, el amor al Papa y el amor a la Iglesia universal”[2].

Es así como este testimonio de nuestros antecesores en la Evangelización del continente debe impulsarnos para continuar el desarrollo y la vivencia del Reino con la alegría que nace de la convicción de que pertenecer a Cristo es el mayor don que nos ha sido dado y a su vez, el mejor regalo que podemos ofrecer a los demás.

Por eso, nuestra actitud como cristianos debe manifestar la alegría de ser portadores y profetas, no de desventuras, sino de buenas noticias, anunciando por doquier la Buena Nueva por excelencia del infinito amor y misericordia de nuestro Buen Dios[3], manifestados en Cristo. Actitud que sin embargo no debe traducirse en una concepción e interpretación menos objetiva de las realidades que nos rodean, porque tan actual es hoy la Palabra del Señor, como cuando fue dirigida por primera vez a sus discípulos: “mirad que yo os envío como ovejas en medio de lobos”, y precisamente los desafíos que el mundo hoy nos presenta son tan concretos y tan dignos de aquella “prudencia de las serpientes”, y de “la sencillez de las palomas” (Cf. Mt 10, 16), como en aquellos tiempos que afrontó la Iglesia primitiva.

Esta prudencia y sencillez han de ser sobretodo en la fe en la que también hoy somos probados como en aquella escena donde sólo cinco panes y dos peces bastaron y sobraron para alimentar a la multitud por la acción milagrosa y providente de Jesús (Cf. Jn 6, 1 - 15).

Estos panes y peces bien pueden representar la limitada capacidad de nuestras fuerzas y lo mínimo que por sí mismos podríamos lograr con ellas, pero que pueden ser multiplicadas por la presencia y la acción de Cristo en medio de nosotros, pues así mismo lo anunciaría en otra ocasión: “separados de mí no podéis hacer nada” (Jn 15, 5) y así mismo en consecuencia proclamará san Pablo: “todo lo puedo con Aquel que me da fuerzas” (Flp 4, 13).

Este se convierte, entonces, en un suceso evangélico que ilustra muy bien muchas de las condiciones actuales que nos rodean y nos conciernen como Iglesia, como comunidad de discípulos misioneros, ya que hoy como en aquel entonces Jesús nos invita a ser nosotros mismos quienes demos alimento a la multitud (Cf. Mt 14, 16), y este alimento que hoy debemos ofrecer a las multitudes no es sólo el alimento físico de panes y peces, sino que frente a los vanos y miserables manjares del placer y el hedonismo de los que como en el pasado, el mundo se alimenta y ya muchas veces siente hastío (Cf. Nm 21, 5) y que no da vida perdurable sino que deja vacío y muerte, nosotros ofrecemos el “Pan vivo bajado del cielo” (Jn 6, 51); frente a la crisis de sentido religioso por la que atraviesa la sociedad, ofrecemos a Cristo mismo “Camino, Verdad y Vida” (Jn 14, 6), que da “aquel sentido unitario y completo de la vida humana que ni la ciencia, ni la política, ni la economía ni los medios de comunicación podrán proporcionarle”[4]; frente a la actitud indiferente característica de la cultura actual, ofrecemos el pan de la cultura cristiana de la solidaridad; frente a la exclusión social producto de la globalización sin solidaridad, ofrecemos a Cristo “buen pastor” (Jn 10, 11) que a quien venga a Él no lo echará fuera (Cf. Jn 6, 37); frente a la crisis de derechos humanos, ofrecemos el pan de la nueva justicia y la bondad del “Padre celestial, que hace salir su sol sobre justos e injustos” (Mt 5, 45); frente al deterioro del medioambiente, ofrecemos la mirada bondadosa de la Providencia de Dios que alimenta a las aves del cielo y viste a la hierba del campo (Cf. Mt 6, 26. 30); y finalmente frente a tantas y tan diversas situaciones difíciles de pobreza, dolor, persecución e injusticias de toda clase que enfrentamos hoy, ofrecemos el pan del consuelo y de la esperanza alegre de las Bienaventuranzas (Cf. Mt 5, 1 - 12) en la confianza filial en Jesús y la certeza de la fidelidad y cumplimiento de su Palabra.

Teniendo pues presente qué es lo que ofrecemos, más aún, a Quién ofrecemos, podemos vivir la alegría de la Buena Nueva del discipulado misionero que Cristo nos encarga cada día, incluso y precisamente por ser “dignos de sufrir ultrajes por el Nombre” (Hch 5, 41), anunciando gozosamente la Buena Nueva de la Redención y de la vida eterna, de la grandeza de la vida sacramental, del trabajo digno como medio de santificación y de la naturaleza como don, encargo y manifestación del amor y la grandeza del Creador.

En consecuencia, si anunciamos la Buena Nueva de la Salvación, este anuncio debe partir en primer lugar de nuestra propia experiencia lo cual supone aceptar el imperativo del Señor: “Vosotros, pues, sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial” (Mt 5, 48), es decir, configurarnos con el Maestro y vivir el mandamiento del amor en toda su plenitud hasta entregar libremente por este amor, la vida por los amigos (Cf. Jn 16, 13) ya que el testimonio de caridad fraterna será el primero y principal anuncio de nuestra condición discipular[5]. Es nuestro testimonio el anuncio más claro y auténtico para los demás de la veracidad de la Palabra que proclamamos y a su vez, es la forma en que manifestamos al Señor la generosidad de nuestra respuesta de discípulos suyos, llamados primeramente a la santidad.

De esta forma, una vez asumido el llamado de Jesús podemos ser actores y colaboradores suyos en la construcción del Reino, poniendo todas nuestras fuerzas y todo nuestro ser en la búsqueda infatigable de la justicia y la caridad en todo momento y en todo lugar, velando primordialmente por el respeto de la dignidad humana que como dice el Beato Papa Juan Pablo II le es conferida al hombre por el insuperable amor de Dios[6], que se nos ha manifestado en palabras y obras en su Hijo, quien se hiso sirvo y amigo compasivo de los más pobres y excluidos a tal punto que equipara nuestra acción a favor de ellos tal y como si lo hiciéramos con Él mismo (Cf. Mt 25, 40. 45).

Jesús ha venido “a arrojar un fuego sobre la tierra y ¡cuánto desearía que ya hubiera prendido!” (Lc 12, 49). Este fuego es el fuego del amor. El Señor desea pues, la transformación del corazón del hombre por la acción de su amor, que abandone la esclavitud de sus propios egoísmos y vanidades, y así, libremente pueda negarse a sí mismo y seguirle en el camino de la cruz (Cf. Mt 16, 24 - 26) que Él mismo ha convertido en fuente de vida, la vida del Reino revelado especialmente a los pequeños (Cf. Mt 11, 25), el Reino de compasión por los pobres, los enfermos y los oprimidos (Cf. Lc 4, 18), y el Reino de la misericordia, en el que el pecador encuentra acogida pues “No necesitan médico los que están fuertes sino los que están mal” (Mt 9, 12).

En conjunto, como Iglesia tenemos pues entre manos la misión más grande, pero una misión que no es iniciativa humana, sino divina. Nosotros tenemos los panes y los peces, mas es Cristo quien tiene el proyecto de multiplicarlos puesto que Él sabe lo que va a hacer (Cf. Jn 6, 6) alentándonos repetidas veces: “no temáis” pues está con nosotros “hasta el fin del mundo” (Mt 28, 20).
Y no sólo se queda Él y permanece entre nosotros, sino que ya desde el madero nos ha dicho en la persona del discípulo amado, es decir, a cada uno y a todos como Iglesia: “Ahí tienes a tu madre” (Jn 19, 26). María, es así, ejemplo y modelo de discípula misionera y como Madre, modelo para la Iglesia[7], que a cada momento nos dice “Hace lo que él os diga” (Jn 2, 5), es decir, escuchar la Palabra del Señor y ponerla por obra, y lo dice precisamente porque ella misma ha oído y respondido con singular generosidad a la Palabra de Dios, tanto así que “la Palabra se hizo carne” en el vientre de María “y puso su Morada entre nosotros” (Jn 1, 14). ¡Quién como María que se hizo humilde y perfecta sierva del Señor!

Por eso hoy más que nunca es hora de poner la mano en el arado sin mirar hacia atrás (Cf. Lc 9, 62) y como los apóstoles, los mártires y todos los santos, y como tantos hombres y mujeres que esparcieron en nuestra geografía las semillas del Evangelio, viviendo valientemente su fe, incluso derramando su sangre como mártires, cuyo ejemplo de vida y santidad constituye un estímulo para imitar sus virtudes, para continuar con renovado ardor apostólico y misionero el estilo evangélico de vida que nos han transmitido[8], para seguir viviendo y proclamando “la Buena Nueva a toda la creación” (Mc 16, 15), la Buena Nueva del Amor eterno y la Salvación de Dios, la Buena Nueva de nuestro discipulado misionero.

Miguel Alfonso Giraldo Narváez


[1] Documento Aparecida, Mensaje Final,  n. 4.
[2] BENEDICTO XVI, Discurso Inaugural de la V Conferencia, Aparecida, n. 1.
[3] Cf. V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, Documento Conclusivo Aparecida, n. 30. Será citado como DA.
[4] DA n. 41
[5] Cf. DA n. 138
[6] Cf. DA 388
[7] Cf. DA 268
[8] Cf. DA 275

lunes, 3 de octubre de 2011

Propedéutico 2011


¡Un fraterno saludo en Cristo Jesús!


Te invito a conocer el Seminario Diocesano Nuestra Señora. Allí nos formamos para la vida sacerdotal 89 seminaristas distribuidos en cuatro grupos:

- Grupo Propedéutico
- I de Filosofía: Comunidad Santo Tomás de Aquino
- II de Filosofía: Pre-Comunidad San Agustín de Hipona
- III de Filosofía: Comunidad San Francisco de Asís





Grupo Propedéutico


El grupo Propedéutico está conformado por los siguientes seminaristas:


Carlos Mauricio Agudelo Gallego
David Ancízar Aristizábal Giraldo
José Camilo Bolaños Méndez
Juan Felipe Botero Muñoz
Hernán Darío Castaño Agudelo
Juan David Ceballos Castaño
Andrés Charfuelán Burbano
John Freddy Cuartas Rojas
Cristian Andrés Flórez Suárez
Oscar Arley Galvis Carvajal
Dáhiam Felipe García Tabares
Juan David Giraldo Narváez
Michael Gómez Messier
Mauricio Andrés Gómez Hernández
Juan David Guarín Cardona
David Enrique Hernández Padilla
Adrián Hincapié Morales
Oscar DaríoLópez Gallo
Juan Camilo Marín Sánchez
David Antonio Martínez Quintero
Jesús Albeiro Méndez Betín
John Fredy Múnera Grajales
Manuel Fernando Muñoz Navarro
Carlos Alfredo Naranjo Ceballos
Omar Andrés Ospina Hernández
Johny Alexander Posada Aguirre
Daniel Abad Restrepo Marín
Yeison Alexander Salazar Jaramillo
Sebastian Sánchez Rojas
Jaider Alexander Serna Gallego
Cristian Camilo Silva Londoño
Brayanne Eduardo Tarazona Lizarazo
Ángel José Torres Mina
Jesús David Uribe Trujillo
Carlos Adrián Zapata Marín